martes, 31 de marzo de 2015

DIA 13 (16/1/2014): 1º DIA TREKKING: WAMENA – SUGOKMO – UGEM



RUMBO A SUGOKMO





A las 8 horas nos encontramos con Jonas, los dos porteadores, Manus y Soy, y el chófer que nos llevaría hasta Sugokmo en su camioneta. El viaje dura media hora. Por el camino paramos en un mercado de frutas y verduras muy rústico. Los productos los trae la  gente que viene caminando desde el valle durante varias horas. Llegan ponen una lona en el suelo y venden las frutas y hortalizas. Algunos se quedan a dormir por ahí porque volver significa varias horas de caminata en subida por el valle. Es realmente increíble y admirable el esfuerzo que tienen que hacer estas personas. Jonas compra verduras. Tienen muy buen aspecto. Esto sí que es ecológico, en medio del valle, sin asfalto, ni gasolina, ni contaminación, ni antenas, ni sello ecológico, ni gobierno que controle, ni ninguna otra estupidez, agricultura pura y dura, la de de toda la vida.  



Comprando provisiones para la caminata


COMIENZA EL TREKKING

Cruzando el río Baliem





Una vez en Sugokmo comienza el trekking. Enseguida atravesamos el río que recorre el valle de  Bailem por un puente colgante que no pasa las normas ISO. Si te caes es el fin. Va super cargado y movido, ideal para el rafting pero no para pegarse un chapuzón. El camino es improvisado pero está marcado por los pasos de los pobladores de la zona a lo largo de los años. De vez en cuando nos encontramos a alguno que va a vender al mercado de Wamena, que se traslada de una aldea a otra, que va cargando leña, etc. El ritual es siempre el mismo, Jonas para les da la mano, nos damos la mano, hablan un rato y continuamos la marcha. No hay prisas, aquí todo el mundo se saluda y habla.


Las primeras aldeas Dani.


Al cabo de un par de horas empiezan a aparecer las aldeas de los Dani, habitantes  autóctonos de la zona. Son cuatro o cinco cabañas de una o dos familias, con un pequeño huerto y animales sueltos, sobretodo cerdos y gallinas. Los hombres por lo general se encargan de ir a comprar a Wamena, de la construcción de viviendas, de buscar leña, de las cargas más pesadas y de rascarse los huevos. Las mujeres trabajan en la agricultura, se encargan de los niños, la comida, la ropa y la venta de lo que cosechan. La marcha es constante, aunque de vez en cuando, sobre todo al final de un tramo de camino que culmina en una cima paramos a contemplar la vista a sacar fotos y a cargar los pulmones de Jonas y los porteadores de tabaco indonesio, que es dulce y les encanta. Vi en varios blogs, y lo confirmo, que cae muy bien entre la gente de allí invitar con un cigarro indonesio. Lo agradecen mucho. Antes de llegar a nuestra primera parada nos encontramos a una señora mayor que descansa sentada al costado del camino junto a otro grupo de gente. Cuando nos saludó observé que le faltaban algunos dedos. El guía nos dice que se lo cortan cada vez que muere un familiar cercano. Por lo que más vale no tener familia numerosa en estas tierras.


Dedos cortados en honor a un familiar muerto

Con el guía Jonas Wenda en un paisaje del valle Baliem


LOS PIES DE LOS DANI


Super pie de un Dani.


Los Dani son gente de estatura  baja lo cual no se corresponde para nada con el tamaño de sus pies. Sin contar al guía Jonas que  es un Dani moderno, con sus botas de trekking resistentes y suela gruesa el resto de la gente de la zona y los porteadores van descalzos y tienen unos pies y dedos anormales. Aunque atravesamos un valle el camino no es para nada un campo de fútbol, al contrario está lleno de piedras, grandes, pequeñas y sobretodo puntiagudas además de varios charcos y riachuelos que encontramos durante el recorrido. Inclusive con calzado deportivo, que es lo que llevaba, sientes las piedras en la base de los pies. Pero esta gente camina como si nada, pisan piedras arbustos, ramas como quien pisa arena del Caribe y ni un gesto de dolor o queja. Nike, Adidas y compañía podrían mandar a algunos de sus investigadores a estudiar la planta de esta gente para simularlas en las suelas de sus calzados. Se imaginan, Nike Air Dani.


Un porteador caminando descalzo
SUGOKMO, LA PRIMERA ALDEA DANI

Familia Dani.






Preparando el fuego para cocinar
Nos detenemos en la primera aldea Dani sobre las 13 hs. Hay un montón de botijas. Aquí la gente se reproduce como conejos. Tener 5 o 6 hijos es de lo más normal. Es lo que tiene no tener tv. Son algo tímidos con nosotros porque no acostumbran  a ver a gente diferente a la de las aldeas contiguas nos dice el guía. Entre todos los niños negros vemos a un albino blanco como la leche. Durante el recorrido veremos más albinos. Esto se produce debido al apareamiento de miembros de una misma familia, algo frecuente en esta zona. Por lo menos tienen más suerte que los albinos de algunos países africanos los cuales son mutilados por supuestos poderes divinos. Nos invitan a entrar a una cabaña. La puerta es pequeña por lo que dependiendo de tu altura y agilidad es muy probable que tengas que entrar gateando. Adentro hay bastante humo y una fogata en el medio. La cabaña circular, tiene el suelo lleno de paja lo que le aporta comodidad y calor. Estas chozas o cabañas tienen dos plantas. Nosotros estamos en la planta baja que hace honor a su nombre pues tiene una altura de un metro como máximo. En la segunda planta duerme la gente. De esta forma mientras utilizan el fuego central para cocinar y juntarse a charlar tomándose un té o café calientan los dormitorios de arriba. Aunque Indonesia en general tiene un clima tropical esta zona es fría, sobretodo en invierno. 
Entrada a la cabaña
Aquí no hay nada pactado, el guía para en alguna aldea, en concreto en ésta no conocía a la gente, habla con ellos, le ofrece algunas rupias a cambio de un par de horas en algunas de sus cabañas y se cerró el trato. La gente nos facilita leña, agua y algún utensilio de cocina. Mientras nos invitan a un té alrededor del fogón y el guía nos hace de traductor a las preguntas que les hacemos a los pobladores, los porteadores siguen las instrucciones de cocina de Jonas. “Les estoy enseñando a cocinar para que sean mejores ayudantes” dice sonriendo. La preparación de la comida en estas condiciones es lenta pero el resultado es diez puntos. Las porciones son abundantes y variadas. Por lo general basadas en el arroz ,nudels, carne de cerdo enlatada y hortalizas. El plato estrella es un sopa de verduras que no tiene nada que envidiarle a cualquier restaurante estrellado, michelinamente hablando, de ciudad importante. Después nos tomamos un té, una siesta latina y a seguir caminando.


El padre Dani de esta familia numerosa.







                                                              Los niños Dani



UGEM, UN LUGAR DONDE DORMIR 

Durmiendo entre nubes.
 
Al principio del trekking no se ven aldeas pero una vez que empiezan a aparecer es frecuente verlas con más asiduidad. Durante el trayecto por la senda o camino del trekking aparecen muros de piedras de un metro de alto, con sus improvisadas escaleras para pasarlos, que delimitan la entrada y la salida de las aldeas. Con la aparición de las aldeas empiezan a verse “casas de dios”, no sé de qué religiones, en algunos puntos del valle construidas con materiales industriales. Sobre las 17 horas llegamos a la aldea donde dormiremos. A esta hora ya empieza a oscurecer y hace un poco de frío. Repetimos ritual: fogata + café + charla + comida + té + buenas noches. Dormimos dentro de una tienda de campaña, tipo decathlon, que han armado los porteadores dentro de una cabaña. Nulo espíritu de camping. Según nos dice para evitar las ratas y los mosquitos.


Un Dani auténtico





























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